jueves, 10 de julio de 2008

9 de julio de 2008

(San Martín – Rosas - Perón. La línea histórica de la patria verdadera)

En este 9 de julio de 2008 decimos, como FORJA en 1935: "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina independiente"
Una línea histórica superadora, entre federalismo, yrigoyenismo y peronismo, integra a los mejores hombres e ideas del viejo movimiento en el nuevo y trasmiten la tradición nacional, popular y democrática de las antiguas raíces de la Patria
"Nosotros no nos integramos al peronismo, el peronismo no es un club o un partido burgués al que uno puede afiliarse, el peronismo es fundamentalmente una experiencia de nuestro pueblo y lo que nosotros hacemos ahora es descubrir que siempre habíamos estado integrados a ella".
John William Cooke
El conocimiento histórico permite esclarecer el significado del Peronismo. Nuestro movimiento es un fenómeno que irrumpe en la historia argentina pero no como una ruptura total con el pasado. A pesar de sus particularidades, el Peronismo es la necesaria continuidad de algunas experiencias colectivas y solo se puede comprender cuando lo enraizamos con ellas.Muchas veces los jóvenes pensamos que la historia no tiene ninguna importancia o relación con el presente político, en especial si pensamos desde la perspectiva de la política cotidiana. Pero en cuanto uno comienza a leer sobre los hechos que configuraron al peronismo muy pronto llega a vislumbrar que tanto las fuerzas que dieron sustento a la política de Perón como quienes se opusieron a las medidas económicas y políticas impulsadas por él son actores sociales que, a través de su permanente lucha por el poder han construido la historia de nuestra patria y nuestro presente político. Y esto es así porque el "pasado está presente", es decir, toda política actúa sobre un marco histórico conformado por las instituciones y los valores desarrollados a lo largo de los años y décadas.Para comprender al Peronismo es necesario también rastrear sus orígenes. Si bien Juan Perón construyó un movimiento que irrumpió en la escena política contra ciertas estructuras económicas y social, en esta tarea no continúa sino la lucha ya emprendida por otros movimientos en otras etapas históricas. En esa continuidad el peronismo se identifica con todas aquellas corrientes que fueron un intento de realización de lo nacional, que pusieron por encima de todo el papel del pueblo y de los líderes populares. Conocer esto nos permite establecer lazos de continuidad y convertir al peronismo en la encarnación de una tradición histórica.Entender el porqué del peronismo requiere saber que la historia política argentina esta signada por una continua lucha, a veces encubierta y a veces violentamente manifiesta entre fuerzas políticas, económicas y sociales en pugna permanente. El peronismo tomó y toma parte en esa lucha, recogiendo la experiencia vertida por sus antecesores en la trinchera de la liberación nacional, haciendo propia la experiencia de la lucha de nuestro pueblo y descubriéndose a si mismo como un eslabón mas de la historia. El peronismo tiene raíces y orígenes que lo construyeron, que le dieron forma y contenido, condicionándolo, marcándole límites y objetivos. Toda esa experiencia acumulada hizo al peronismo en la misma medida que el propio accionar de Juan Perón.En este contexto se debe explicar el origen y la continuidad histórica del peronismo, entendido como el mayor grado de conciencia del pueblo argentino y el punto más alto de la ofensiva popular contra la oligarquía y el imperialismo.Pero comprendiendo siempre que el estudio de la historia del peronismo y de las luchas populares tiene una finalidad política también: Esclarecer conciencias para transformar la realidad.Nada mejor podemos aportar para este momento histórico en el cual la Argentina, presidida por Néstor Kirchner, esta de pie y luchando contra la dependencia y las fuerzas materiales que la impulsan: la oligarquía y el imperialismo.
Las dos argentinas
Este enfrentamiento se inicio en 1810; su continuidad a lo largo de casi 200 años a pesar de las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas acaecidas en el país solo puede explicarse por la esencia misma de esta lucha ya casi bicentenaria: Dos proyectos de país totalmente antagónicos. Desde 1810, luchan dos argentinas que no pueden entenderse, que necesariamente son antagónicas, que chocaron desde los comienzos de nuestra historia. Dos concepciones que tendían a excluirse. Para unos, la argentinidad nació consubstanciada con el régimen liberal y su objetivo consistía en abrirse, económica y culturalmente, a la llamada "civilización europea", al enciclopedismo francés y al libre cambio inglés. Pero para otros argentinos la Patria era algo real y vivo, que estaba en los hombres y las cosas de la tierra. Era una nacionalidad con sus modalidades propias, su manera de sentir y de pensar que le daban individualidad, y que justamente había que preservar de la penetración foránea. Unos y otros dieron origen a las dos corrientes políticas que, prolongadas a través de distintos nombres: provincianos y porteños, federales y unitarios, yrigoyenistas y conservadores, peronistas y antiperonistas, han llegado hasta nuestros días. Es aquí, en donde el peronismo encuentra sus raíces, sus causas y su destino histórico.
Historia Oficial vs. Revisionismo Histórico
Este artículo no pretende ser un análisis histórico. No somos historiadores sino simplemente intérpretes políticos de la historia. Aun así deseamos introducir, en especial a los mas jóvenes lectores, en el conocimiento de dos conceptos fundamentales para la real comprensión de nuestro pasado: La "Historia "Oicial" y el "Revisionismo Histórico".La historia oficial, la que nos enseñaron por décadas en la escuela es, como la definió y calificó Ernesto Palacio: "La Historia Falsificada." Escrita por los vencedores de Caseros, es una historia liberal, porteñista, extranjerizante, elitista y antiprovinciana. Es una permanente descalificación a las luchas populares y los lideres que la encarnaban. Es también un sistemático ocultamiento de las verdades históricas fundado en un sistema de valores liberales usado para edificar, sobre la impostura histórica, el orden colonial de la oligarquía. Con gran agudeza conceptual Arturo Jauretche afirma que "la falsificación de nuestra historia ha perseguido el doble fin. El primero, determinar un mito fundacional funcional al modelo de país diseñado por los vencedores de Caseros y el segundo, "...impedir que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional"… Ya que una comunidad no puede edificar eficazmente su futuro sobre la base de un pasado falsificado.De acuerdo con las necesidades políticas del campo popular y la correlativa maduración de la conciencia nacional nace, con la finalidad de desenmascarar las mentiras de la "historia oficial", el Revisionismo Histórico. El propósito de revisionismo es llevar a cabo una "revisión" de la versión del pasado presentada por la historiografía liberal pro imperialista. La historia argentina fue escrita y falseada por la oligarquía liberal para así justificar su trayectoria política. El revisionismo, pues, por un lado denuncia la falsificación del pasado histórico y, por otro, propone un relato que se ajusta a la verdad histórica. Es una reinvención del pasado nacional construida desde la verdad de los hechos en defensa de la memoria de las luchas populares, de los héroes y mártires del campo nacional.
San Martín- Rosas – Perón
Producido el golpe gorila fusilador del 16 de septiembre de 1955, los liberales instalaron la línea "Mayo Caseros- Septiembre". John William Cooke sentenciaba que "La dictadura ha invocado la ‘Línea Mayo-Caseros’ que manifiesta seguir. Es indudable que su confesión es real. Ellos como Alzaga, Liniers, Alvear, los enemigos de Rosas, etc., tienen su línea indiscutible: la de la traición a la Patria".Al fragor de la lucha de la resistencia, los peronistas encontramos la continuidad histórica y nuestra naturaleza política, en la consigna de los años 60, cuando en las concentraciones populares, los compañeros de la resistencia coreaban: "San Martín-Rosas-Perón". Esta corriente nacional era un hilo conductor que unía los momentos de mayor combatividad popular de nuestra historia. Y no por capricho, ni por ignorancia. Porque esos tres, y agregaríamos a Irigoyen, tuvieron los mismos amigos, el pueblo, y los mismos enemigos, el Imperio. Cuando entendimos esto, pudimos entender todo lo demás.El peronismo asumió como propia la idea de una Argentina formal que antepuso a todo las estructuras liberales; y que hay una Argentina nacionalista para quien lo que predominaba era la existencia y la soberanía de la Nación. Una corriente minoritaria pero intelectualmente destacada y otra corriente mayoritaria, popular y espontánea. Los movimientos nacionales antecesores del Peronismo: el federalismo de Rosas, las montoneras de Chacho Peñaloza, Felipe Varela y López Jordán, y el radicalismo de Yrigoyen fueron derrotados en la lucha política librada en la estructura semi-colonial de la Argentina, por las mismas fuerzas que derrocaron a Perón en el 55 y pusieron fin a la experiencia política mas revolucionaria de nuestra historia. Fue entonces cuando la historia se convirtió en fuente de experiencia para el político e instrumento de concientización en las masas con la finalidad clara de trazar una nueva estrategia de poder que no repita los errores histórico-políticos pasados.
San Martín y la Liberación de la Patria
Las líneas políticas de la Revolución de Mayo
En nuestra patria, como ya afirmamos, existieron dos corrientes que chocaban desde los días de Mayo: la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e intereses que convenían a Europa y trataba de imponer al resto del país; y otra, nacional y popular, que pensaba al país en términos de una nación y como parte de la unidad latinoamericana.Desde la Independencia, los intereses foráneos tenían su aliado natural en la burguesía comercial de Buenos Aires, dispuesta a enriquecerse como intermediaria de un comercio sin restricciones en Europa. Su primera víctima fue Mariano Moreno, cuya visión americanista chocó con el centralismo unitario que subordinaba el país a la política bonaerense.Este sector si bien no se impuso en términos absolutos consiguió su objetivo primario: frenar la impronta revolucionaria y transformadora de la gesta de Mayo y circunscribir los efectos de la misma a los intereses concretos de la burguesía porteña. Su objetivo era entrar en la órbita de influencia política y económica de Inglaterra, hecho que respondía solo a las necesidades de la clase de los comerciantes porteños, que lucraban con las exportaciones agro-ganaderas y con las importaciones de manufactura inglesa.Esta dirección política hacía que los grupos con intención independentista del interior del país no se vinculasen a la "Revolución del puerto porteño", por cuanto su política perjudicaba a los productos provinciales que no podían competir con la industria inglesa.
José de San Martín, el Libertador
Cuando el proceso iniciado en Mayo parecía entrar en un letargo, un acontecimiento de suma importancia en el proceso revolucionario acaeció: la llegada de San Martín. El "Libertador", Alvear y un grupo de oficiales españoles de origen americano, que habían luchado contra los ingleses primero y contra Napoleón después arribaban a nuestra naciente patria. Tenían una gran preparación militar, encontrándose al tanto de los adelantos materiales, estratégicos y tácticas más modernas. En América española eran escasos los militares de carrera, y aún en la revolución norteamericana no se notó la presencia de un grupo como el llegado al Río de la Plata.Estos oficiales organizaron la Logia Lautaro, logia republicana, que cumplía las funciones de un aparato político, cuya finalidad era conseguir la independencia y llevar fuera de las fronteras la revolución producida en el Río de la Plata. Las actividades del gobierno porteño de Rivadavia produjeron reacciones en los sectores políticos con vocación independentista. Todos unificaron sus esfuerzos para derrocar al nuevo despotismo que quería restaurar la monarquía en el Río de la Plata. San Martín con las fuerzas militares, participando políticamente, exige la renuncia del triunvirato rivadaviano.
Por la Patria Grande
En el año de 1816, San Martín era el patriota más esclarecido política y militarmente en el Río de la Plata, conduciendo la marcha de los acontecimientos en función de su estrategia para derrotar al colonialismo español en América.Su primer paso fue garantizar la Independencia en el Río de la Plata, y así lo hizo. Si bien no participó personalmente en el "Congreso de Tucumán" de 1816, en el cual se proclamó la Independencia, fue el principal responsable político de este hecho. Quienes intervinieron en dicho Congreso se hallaban divididos en cuanto a la conveniencia de declarar la Independencia, y fueron justamente los hombres enviados por el Libertador quienes forzaron la decisión de romper el vínculo con España.El Congreso se pudo llevar a cabo en el marco de una mínima seguridad en las provincias, provista por la victoria de San Martín en "San Lorenzo" y por la presencia de las tropas del Norte y de Cuyo reorganizadas por él. Para la Declaración de Independencia, San Martín se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite de Buenos Aires que ya estaban negociando, tanto con España como con Inglaterra, la dependencia argentina.Sólo desacatándose del gobierno porteño, pudo realizar San Martín la Campaña de Chile y Perú; el pago fue dejarlo abandonado a su propia suerte en suelo peruano, del cual pasó al exilio definitivo.
Unitarios y federales
Artigas, el montonero de la Revolución de Mayo
Desde 1810, los intereses foráneos que apostaban al divisionismo tenían su aliado natural en la burguesía comercial de Buenos Aires, dispuesta a enriquecerse como intermediaria de un comercio sin restricciones con Europa, y con el beneficio de las rentas de la Aduana de Buenos Aires. Contra el centralismo unitario que subordinaba el país a la política porteña, se levantó el montonero oriental José Gervasio Artigas, que puede ser considerado como el primer gran caudillo argentino, y su lucha por la independencia contra el avance portugués en el Río de la Plata es paralela a la llevada a cabo por San Martín contra los españoles. Artigas concebía una nación federal, una federación de provincias, dentro de la cual la Banda Oriental estaría incluida, en pie de igualdad con respecto a Buenos Aires, pero con una inequívoca finalidad: el surgimiento de una nueva y poderosa nación que respetase las economías y autonomías regionales. En materia económica luchó contra el imperialismo inglés con los medios que tuvo a su alcance, por eso fue odiado por el sector mercantil pro-británico.
El unitarismo de la burguesía mercantil porteña
Contra los disparates monárquicos de los grupos unitarios fue que los gauchos federales de Pancho Ramírez y Estanislao López impusieron el principio republicano en el año 1820; fue contra la Constitución aristocratizante de Rivadavia que se alzaron seis años después los caudillos de las provincias.El liberalismo unitario fue el que concedió a Inglaterra la franquicia para que sus barcos navegasen nuestros ríos, ¿A cambio de qué?, a cambio del derecho de que los barcos que no teníamos navegasen por el río Támesis en Inglaterra; el mismo unitarismo que dio toda la tierra pública como garantía al contraer el empréstito con Baring Brother's; el que entregó las minas de Famatina a un consorcio europeo del cual Rivadavia estaba a sueldo; el que creó el Banco de Descuentos, dando el control a los comerciantes ingleses, etc.Este sector buscó siempre imponer un gobierno al resto del país para convalidar una política que arruinaba a las provincias mediterráneas con la apertura de la economía nacional a las importaciones, con el libre cambio, y perjudicaba a las provincias litorales con el embotellamiento del comercio por el puerto de Buenos Aires.
Buenos Aires crece a costa del país
La Revolución de Mayo trasladó el centro económico del interior a Buenos Aires, que ya se venía perfilando con la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y con el Reglamento de Comercio Libre de 1778. Situación que se ve confirmada en 1809 con la apertura del puerto de Buenos Aires a los ingleses, a instancias de éstos y de los grupos comerciales, y que no será alterada fundamentalmente por la Primera Junta. Buenos Aires, con escasa población y una economía más atrasada que el interior, tenía exigua capacidad importadora, pues a su vez tenía reducida capacidad de exportación. Pero la demanda por parte de Gran Bretaña de productos agropecuarios correspondientes a zonas de clima templado, que aumenta con la pérdida de su colonia norteamericana, hace que coincida su interés económico con el de los comerciantes y ganaderos bonaerenses. La ciudad puerto debía aumentar su capacidad de exportación, apropiándose de tierras que se encontraban en manos de los indios, incrementando la disponibilidad de las mismas para la formación de unidades económicas de producción. Eso contribuyó a formar un poderoso sector comercial instalado en el puerto de Buenos Aires, encargado del intercambio de la producción bonaerense con la extranjera. Pero paradójicamente se importaba del extranjero lo que nuestro interior producía, compitiendo las mercaderías industrializadas inglesas con la producción regional, que en ese momento era autosuficiente.El control de la aduana de Buenos Aires por la burguesía mercantil porteña, hizo que las provincias fueran obligadamente tributarias de la aduana, y que ésta beneficiase solamente a los sectores mercantil y ganadero bonaerense y producían la ruina de la industria artesanal del interior del país, que no se veía beneficiada, sino combatida. Eso explica el levantamiento de los caudillos contra Buenos Aires, que había monopolizado la Revolución de Mayo y habían convertido una revolución en un modelo económico a medidas de sus intereses en desmedro de la mayoria. Desde el interior se inicio la lucha contra el poder porteño, la lucha por organizar el país respetando las realidades regionales, económicas e institucionales, por la participación del interior en los beneficios de la aduana y con la necesaria protección de las industrias internas, de las cuales vivían las poblaciones provincianas.
Luchas entre federales y unitarios
En el Río de la Plata se enfrentaron por el poder dos partidos: el de la minoría vernácula aliada al capitalismo europeo y el de la gran mayoría de criollos y gauchos apegados a la tierra. El partido unitario era liberal y se organizó en base a la hegemonía de Inglaterra y Francia como metrópolis extranjeras; el Partido federal era nacionalista y se organizó en base al liderazgo de caudillos provinciales que, por orgullo nacional y por conciencia patriótica, resistieron la penetración foránea. Existía entre ambos partidos una diferencia de clase y de ideología que era lo esencial. En el Partido Unitario se agrupaban las minorías anti-nacionales vinculadas al capitalismo extranjero; en el Partido Federal se encuadraban las mayorías nacionales que impulsaban un proyecto de país independiente, soberano y desarrollado. Continuador de la política de Artigas, fundador del federalismo en el Río de la Plata, el Partido Federal se estructuró a través de cuatro caudillos que constituyeron sus más sólidas columnas: Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Pancho Ramírez y Estanislao López.
Juan Manuel Rosas, el defensor de la Soberanía Nacional
Comerciantes y ganaderos
Buenos Aires, ciudad y campaña, estaba conducida por dos clases principales: la burguesía comercial porteña y los ganaderos bonaerenses. Los estancieros intervenían en la economía local como productores directos en la ganadería. Los comerciantes de la ciudad-puerto, en cambio, cumplían una función de intermediarios y estaban ligados esencialmente al comercio de importación con los países europeos, lo que, en definitiva, los ataba a la política de éstos.La clase ganadera no tenía una relación de vasallaje con respecto a Europa, porque colocaba sus productos en mercados no europeos, sobre todo la carne salada que se enviaba a Centroamérica y el Caribe. La política abiertamente anti-nacional ejecutada por la burguesía comercial porteña obligó a los estancieros a desplazarla del poder y a tomar en sus manos las riendas de la situación. Lo hecho por el partido rivadaviano había provocado el alzamiento de todas las provincias, llevando a la guerra civil y la actividad económica se vio directamente perjudicada en todos los terrenos. Los porteños pretendían someter las provincias a sangre y fuego; los estancieros, en cambio, se encontraban en condiciones de llegar a un acuerdo con ellas, encontrando un equilibrio que les permitiera seguir adelante con sus negocios. Tras la caída de Rivadavia, fue designado gobernador el federal Manuel Dorrego. Sin embargo, el Partido Unitario conspiró para tomar el gobierno por la fuerza y utilizó al general Juan Lavalle para dar un golpe de Estado (1-12-1828). Éste hizo prisionero y ordenó el fusilamiento de Dorrego, "el mártir del federalismo".
El "Perón del siglo XIX"
La contraofensiva nacional frente al Partido Unitario la encarnaron las masas populares, los "orilleros" del puerto, los gauchos y peones de las estancias y los ganaderos bonaerenses. Ellos promovieron la figura de Don Juan Manuel como nuevo Gobernador.Rosas impulsó un acercamiento entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos con la firma del Pacto Federal, el 4 de enero de 1831. En febrero de ese año, los federales declararon la guerra a los unitarios y los vencieron rápidamente. Derrotado el Partido Unitario, todas las provincias se sumaron al Pacto Federal y así nació la "Confederación Argentina". Se respetaba la autonomía de cada provincia (conforme el ideario artiguista) y se delegaba el manejo de las relaciones exteriores en el gobernador de Buenos Aires. El gobierno de Rosas y la creación de la Confederación Argentina pusieron fin al proceso de disgregación que Inglaterra y sus cómplices locales estaban impulsando. Ya no habría más desmembramientos, como el plan de la "República de Entre Ríos". El objetivo sería conseguir que se sumaran a la Confederación la Banda Oriental, el Paraguay y Bolivia.
Ley proteccionista de Aduana
Rosas sancionó la "Ley de Aduana", que se convirtió en el eje de su política revolucionaria. Esta ley impuso un sistema económico proteccionista que hizo prevalecer las conveniencias nacionales sobre los intereses porteños y rodeó a Rosas de prestigio verdaderamente nacional. Protegió a las manufacturas criollas frente a la competencia ruinosa que provenía desde el exterior y posibilitó el nacimiento de la riqueza agrícola local, que había sido imposibilitada hasta entonces por los bajos aranceles de los granos y harinas extranjeros. La ley prohibía la introducción de los productos extranjeros cuyos similares criollos estaban en condiciones de satisfacer el mercado interno. Todas las provincias vieron reactivadas las artesanías y el tráfico comercial. Conforme la política americanista de Rosas, los productos de la Banda Oriental, Paraguay y Chile no eran considerados extranjeros. Al mismo tiempo, la ley gravaba la importación de productos extranjeros que no competían con la producción local. Estos ingresos los retenía la Aduana de Buenos Aires, y Rosas los utilizaba para consolidar el Poder popular que él encabezaba, financiando los ejércitos federales que, en todo el país, mantenían a raya a la subversión reaccionaria de los unitarios que recibían dinero y armas de Francia e Inglaterra.
Rosas y el desarrollo autónomo
Por entonces, comenzaron a mejorar las condiciones de vida del pueblo, y se fue desarrollando un mercado interno en franca expansión que beneficiaba a la gran mayoría de la sociedad local. Al terminar Rosas su gobierno, el país había conseguido por primera vez obtener una balanza comercial favorable en el comercio internacional, cuadruplicando la cantidad de sus exportaciones. El Estado pudo imponer una política financiera eficiente y austera, capaz de hacer frente a los sucesivos bloqueos militares sin recurrir a empréstitos o ayudas extranjeras.
Gobernante nacional y popular
El mandatario bonaerense surgido de la clase ganadera, se convirtió en un argentino cabal, jefe del Estado nacional y celoso guardián de la independencia económica. Para la oligarquía liberal, Rosas cometió un pecado imperdonable, ya que soliviantó a las clases bajas, a los gauchos, los negros y la peonada. Lo real es que respetó, dio derechos y trabajo a la mayoría de la población. En un profundo y concreto sentido, fue un demócrata.Rosas significa la unión nacional. Antes de su llegada al poder existían dos países: Buenos Aires y el interior. Durante su gobierno existirá una sola Confederación.
Lucha contra Francia e Inglaterra
Los unitarios se establecieron en la Banda Oriental, Bolivia y Chile y desde allí organizaron mercenarios que, con dinero y con armas de Francia e Inglaterra, penetraban en el territorio de la Confederación Argentina. Rosas derrotó esta infiltración y el capitalismo europeo apostó entonces al bloqueo como forma de intentar asfixiar a la Confederación Argentina y de abrir fisuras en el frente interno.
Vuelta de Obligado
El bloqueo fue ruinoso porque el país vivía de la venta al exterior de sus productos y necesitaba importar muchas cosas. Los estancieros no podían embarcar sus cueros, crines, astas y carne salada. El intento de penetrar y navegar nuestros ríos, fue enfrentado por las armas nacionales en un paraje del Río Paraná que lleva por nombre Vuelta de Obligado, en una gran batalla contra el colonialismo. El 20 de noviembre es una fecha épica y memorable en la historia de nuestra dignidad nacional. Inglaterra levantó el bloqueo en julio de 1847. Francia, en junio de 1848.
De Caseros a Yrigoyen: La Patria era colonia
El orden de la oligarquía liberal
En 1852 el país iba camino a integrarse como nación moderna, constituyendo una unidad económica con el territorio nacional como mercado interno único y el puerto porteño estaba al servicio de un desarrollo capitalista autónomo. Pero la reacción oligárquica lo impidió. Ocurrió todo lo contrario. Ocurrió la batalla de Caseros.Los dueños del puerto de Buenos Aires afirmaron predominio económico y se apoderaron de los campos rentables también. Rosas no pudo contra tantos enemigos. La burguesía comercial portuaria, la clase terrateniente y la corona británica sentenciaron a muerte el proyecto de soberanía nacional del "Restaurador".El hecho se consumo cuando Urquiza hipotecó su caudillaje (para salvar sus vacas) en Caseros y cuando la "barbarie" del interior fue aniquilada para asegurar la hegemonía de la oligarquía local al servicio del imperio inglés.Rosas, derrotado en Caseros, desaparece de la escena. Urquiza, traidor al partido federal, abrió las puertas para que los liberales porteños ejecuten la penetración del imperialismo, que consistía en la coincidencia de los sectores ganaderos y comerciales rioplatenses con los importadores de productos industriales ingleses, que trabajaban mancomunados con los inversores británicos. Argentina debía ser la granja y Gran Bretaña, la industria. En las guerras civiles argentinas del siglo XIX se definió la identidad de nuestra patria y su lugar en el mundo. Caseros, Pavón, Cepeda y la guerra de genocidio que el mitrismo llevará al Paraguay, consolidaron el triunfo de quienes se identificaban con la "civilización", de acuerdo a la definición de Sarmiento, en perjuicio de quienes representarían a la "barbarie".
La colonización británica
Después de Caseros, la Argentina se incorporó al proceso económico mundial, pero como mercado complementario del capitalismo inglés. La manufactura importada terminó de aniquilar nuestras industrias. Los ferrocarriles dibujaron una nueva geografía donde el intercambio interregional desaparece, se expande el mercado comprador de artículos ingleses y nacen las "provincias pobres". Las compañías extranjeras, los grandes terratenientes y la burguesía que participa en el comercio de importación y exportación, engordan a medida que la riqueza del interior cae en los toboganes que la deposita en los puertos para ser transferida a las islas británicas.La subordinación Argentina a la economía dominante inglesa, produjo el "crecimiento" desigual del país, expandiendo el litoral y estancando el interior mediterráneo y el noroeste, pues su producción no convenía ni a la industria británica ni al consumo de los ingleses.
Crecimiento dependiente
Con la "Generación de 1880" pareció darse la razón al esquema dependiente, pues coyunturas internacionales hicieron que los granos y las carnes argentinas, tuvieran entonces enorme demanda de los países ricos, especialmente Inglaterra. Pero este esquema impidió el crecimiento de una industria nacional, pues se importaban la mayor parte de los productos elaborados necesarios para el consumo.Esa bonanza, que se sostuvo sobre el fraude y la represión, no duró mucho, hasta la crisis de 1930, pero dejó una huella indeleble en la memoria nacional por el recuerdo de haber sido entonces uno de los países más ricos del planeta, con un futuro promisorio. La evocación de aquella Argentina míticamente rica es una de las razones por las que "compramos" con entusiasmo y sin reservas la globalización neoliberal, desde 1976. Cabe recordar el primer gobierno peronista, en donde la Argentina tuvo un crecimiento económico mayor a esta etapa pero con justicia social y distribución de la riqueza, cuestiones que huelgan en el periodo del "granero del mundo".La Generación del '80 y su éxito coyuntural, invocado hasta el cansancio en los discursos, avala el argumento de que la identificación sumisa con los intereses de los países poderosos es garantía de progreso y desarrollo.
Yrigoyen y la "revolución" del radicalismo
El Yrigoyenismo
Hipólito Yrigoyen nació en el seno de una familia estrechamente vinculada a Juan Manuel de Rosas. Después de la batalla de Caseros, la contra-revolución asesinó a miles de argentinos pertenecientes al Partido Federal. Entre éstos, fue fusilado el propio abuelo de Irigoyen, Leandro Antonio Alén. El tío de Irigoyen, Leandro N. (hermano de su madre y a quien llamaban despectivamente "el hijo del mazorquero") modificó su apellido por Além.Durante la década de 1870, eliminado Rosas, los elementos residuales del rosismo y los antiguos federales se encolumnaron detrás de la figura de Adolfo Alsina para reagruparse. Irigoyen y su tío Leandro N. Além tomaron su lugar junto a ellos.En 1889, una situación internacional difícil fue el marco para una crisis política y económica en la Argentina. Surgió entonces la "Unión Cívica" entre cuyos máximos dirigentes se encontraban Além e Irigoyen. La "Unión Cívica" planteó la Revolución como único medio para poder superar la crisis y la concretó el 26 de Julio de 1890. Las fuerzas revolucionarias combatieron en la ciudad de Buenos Aires durante tres días contra las tropas del gobierno. Finalmente, las armas oficiales se impusieron, pero los rebeldes obtuvieron una victoria política: la caída del mandatario del "régimen", Juárez Celman. A partir de entonces, un sector de la "Unión Cívica" acordó con el "régimen" mientras que otro, lo enfrentó de manera intransigente, lo que llevó a la fractura, surgiendo la "Unión Cívica Radical". Alem e Irigoyen fueron los fundadores y máximos referentes.Durante los siguientes 26 años, Yrigoyen conspiró y dirigió la lucha clandestina para la Revolución, combinando la "abstención revolucionaria" con levantamientos "cívico-militares". Protagonizaron importantes hechos como las "Revoluciones" de 1893 y 1905, hasta que, con la Ley Sáenz Peña en 1912, fue sancionada la nueva norma electoral que permitió el triunfo del radicalismo. Irigoyen asumiría como presidente constitucional por la Reforma Electoral que permitiera el voto secreto, obligatorio y universal.
Fuerzas sociales nuevas
El yrigoyenismo fue un movimiento popular de masas que expresaba la tendencia al crecimiento del país, frenado por la alianza de la aristocracia latifundista y el imperio británico. Más que por las soluciones que aportó, valía por ser una afirmación de la voluntad nacional ahogada durante años, y por eso entre sus componentes se contaba la primera generación de hijos de inmigrantes, los restos de la tradición federal, las masas bravías del interior y gran parte del proletariado industrial naciente. En el gobierno cumplió su promesa de no enajenar ninguna parte de la riqueza pública ni ceder el dominio del Estado sobre ella. Su política internacional fue digna, altiva, independiente y retomó el sentido latinoamericanista que poseían los hombres de la Independencia. A pesar de la formidable campaña intervencionista, mantuvo la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial.El día 6 de septiembre de 1930, el general Uriburu llevó a cabo un golpe de Estado, que es el fortalecimiento de un acuerdo -que había comenzado en Caseros, triunfa en Pavón y se consolida con el roquismo- entre las Fuerzas Armadas y los sectores más concentrados del poder terrateniente.
Forja de valientes: Patria, Pan y Poder al Pueblo
La historia de nuestra patria parece ser una atroz sucesión de derrotas, pero no es menos cierto que hay otra historia, auténtica y digna: la de la resistencia estridente o silenciosa pero siempre heroica, la de la afirmación del futuro y la vida, la de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). Hombres de la talla de Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz están entre sus filas.Los hombres que hicieron FORJA, tenían todo en contra. Tenían infinitos motivos para encogerse de hombros y borrarse. Yrigoyen se había muerto. El radicalismo estaba en manos de Alvear, un personero de la entrega. La economía en manos de los ingleses y los terratenientes. El general Justo gobernaba. Era el 29 de junio de 1935. Arturo Jauretche y sus compañeros fundaban FORJA. Decían: "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre". Unieron, como raramente ocurre, la lucidez con el coraje.FORJA confluye naturalmente en el peronismo. Su prédica nacional y antimperialista encuentra el sujeto multitudinario que buscaba. Encuentra, también, la cara de su esperanza: la de los obreros nuevos, los hombres del interior que llegaban a la ciudad puerto y eran recibidos por ese obrerista Coronel Perón que comenzaba a plantearles consignas claras (muchas de las que habían elaborado los hombres de FORJA), reivindicaciones inmediatas y un lenguaje directo. Porque Perón dice "vendepatrias", "cipayos", "era del fraude", etc. Se produce el 17 de Octubre, FORJA y Jauretche que habían luchado por Patria, Pan y Poder al Pueblo no lo dudan: se hacen peronistas.Así como los caudillos federales se continuaron en el movimiento de Hipólito Yrigoyen, Jauretche, a través de FORJA, fue el eslabón vivo que enlazó al yrigoyenismo declinante en el radicalismo caduco, con el naciente peronismo. Estableció con sus actos, su palabra y su pluma, una íntima relación de continuidad entre ambos movimientos nacionales.Fue la expresión de que todo moría y nacía en 1945. Esta continuidad superadora, que integraba a los mejores hombres e ideas del viejo movimiento en el nuevo, sería inconcebible sin el pensamiento y la acción de Forja y Jauretche, que le trasmiten la tradición del nacionalismo democrático, procedente de las más antiguas raíces de la Patria.

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